"4" | Beyoncé

Como sucede con su intérprete, lo mejor del disco de Beyoncé está en la cola. A "4", la última apuesta de la cantante estadounidense, no lo redime el caudal atronador de su voz ni la sensualidad que se intuye a partir de las letras y que empapa el video del primer single, "Run the world (Girls)". La primera mitad del álbum coquetea con el peligro de quedar uniformada bajo un mismo tono, lo que desluce a las canciones que ameritan el aplauso. En "1+1", el tema de apertura, se advierte el anunciado retorno al R&B ochentoso, pero desde entonces se impone un edulcorado letargo. No hay siquiera una bocanada en "Party", cuyo título y la colaboración de André 3000 la hacen creer prometedora. Hay que llegar a "Love on top" (la séptima de 12 canciones) para reconocer a la diosa salvaje que en el disco anterior enmascaraba su seducción sanguinaria bajo el alter ego de Sasha Fierce. La ferocidad se le ha perdido en el medio.